Valora tu tiempo presente con plenitud. Entiende que no hay
razón para complicarse o necesidad de afán por entenderlo todo de una vez. Aprende
el valor de la paciencia y trabaja con tu cuerpo ganas
de visión por objetivos más claros. "El hombre se mueve por
objetivos", una vez leí...
Ten siempre en cuenta, y en amplias dimensiones, cómo cada pregunta tiene su tiempo de inquietarse por saber, así como toma tiempo entender y aprender cada respuesta, de manera que no necesite más ser recordada. Observa desde el silencio los porqué. Sé cauteloso con el camino que le das a tus pensamientos, no te apresures a demostrar tu razón, podrías realmente estar evitando entenderla... Cada persona es un universo y trabaja cada quien su espacio de vida a su ritmo de tiempo (saber eso es evitarse tanto...). Quizá el truco sea partir de tener conciencia de que nada, absolutamente nada es coincidencia. Y a partir de ahí abstraer el porqué podría justificarse el que estemos viviendo lo que estemos viviendo, ver que a veces no estamos viviendo una situación específica por nosotros sino por otro: que así como alguna vez necesitamos de alguien para entender, algunas otras veces alguien necesitó de nosotros, sin tener alguno la intención consciente del destino...
No olvides quien eres ni descuides tu propio cuidado. Sé humilde, pero has respetar tu bondad a la mundanidad, de manera firme pero igualmente respetuosa. Que nadie te quite la paz del goce de estar vivo, eso también incluye, por no decir excluye, los malos pensamientos... Olvida el error del rencor y elige la libertad de tu vida.
Deja atrás lo que no sirva en adelante, y sigue tu camino de preguntas por respuestas. Aprende a escuchar, aprende a hablar, aprende a callar... Valora la palabra, por quien la escucha....
Todo se resolverá con un sentido intacto si lo haces con el corazón (si no sabes cómo, estudia a los niños, son la pureza más viva). No olvides cómo recordar con felicidad y sin remordimientos tu pasado entendiendo ésto último: la respuesta está en hacer las cosas bien, entregándonos a lo que sintamos con nuestro corazón.
No olvides quien eres ni descuides tu propio cuidado. Sé humilde, pero has respetar tu bondad a la mundanidad, de manera firme pero igualmente respetuosa. Que nadie te quite la paz del goce de estar vivo, eso también incluye, por no decir excluye, los malos pensamientos... Olvida el error del rencor y elige la libertad de tu vida.
Deja atrás lo que no sirva en adelante, y sigue tu camino de preguntas por respuestas. Aprende a escuchar, aprende a hablar, aprende a callar... Valora la palabra, por quien la escucha....
Todo se resolverá con un sentido intacto si lo haces con el corazón (si no sabes cómo, estudia a los niños, son la pureza más viva). No olvides cómo recordar con felicidad y sin remordimientos tu pasado entendiendo ésto último: la respuesta está en hacer las cosas bien, entregándonos a lo que sintamos con nuestro corazón.
Olvida tu entorno por unos instantes, y recuerda que tuvimos
la suerte de estar vivos. Siéntete libre de vivir y sé fuerte para continuar, “no
somos responsables por nuestro pasado, pero sí por nuestro futuro”.